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General   Fundación para la Diabetes

¿Cómo evitar la obesidad emocional y no engordar por estrés? Los expertos responden

Más allá de la dieta, los genes, la microbiota y la mala gestión de la salud mental disparan el riesgo del exceso de kilosTener unos kilitos de más puede parecer una cuestión meramente estética, pero no resulta baladí. Detrás del exceso de peso se esconde, en muchas ocasiones, un problema de salud que incluye tanto factores metabólicos como psicológicos, ya que la relación entre la obesidad y las emociones resulta compleja y multifactorial. Y abordarlo implica cambiar la perspectiva e ir más allá de la dieta, de la reducción de las calorías y de la práctica de ejercicio físico.

«La relación entre obesidad y problemas psicológicos es bidireccional. Por un lado, el exceso de kilos puede ocasionar problemas de salud mental, mientras que, por otro, esos problemas psicológicos pueden aumentar la probabilidad de tener obesidad», asegura Santos Solano, psicólogo y coordinador del Grupo de Trabajo de psicología en el tratamiento de la obesidad de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo).

Conscientes de que este problema está en auge, cada vez se dedican más esfuerzos a estudiar la vinculación entre ambas cuestiones. «Se ha demostrado que algunas de las consecuencias asociadas a la obesidad son mayores niveles de sintomatología depresiva, baja autoestima, más niveles de ansiedad e incluso de ideación suicida. Hay una clave que nos lo explica y es que vivimos en una sociedad estigmatizante con el exceso de kilos, lo que acaba provocando problemas ansioso-depresivos y de baja autoestima en esas personas», añade Solano.

La obesidad «es una enfermedad compleja y multifactorial, en la que la relación con la alimentación tiene un papel determinante. En muchas ocasiones estas personas recurren a la comida para gestionar emociones desagradables como la tristeza, la rabia, la ansiedad o el estrés, en lugar de responder a la verdadera necesidad de alimentarse. Es lo que entendemos por obesidad emocional», asegura Clara Almazán, psicóloga del ITA Salud Mental de Barcelona.