Niños y adolescentes
La diabetes es la segunda enfermedad crónica más frecuente en edad pediátrica. Aunque puede ser de diferentes orígenes, es con mucho (90% de los casos) la Diabetes Tipo 1 la predominante. El número de casos nuevos por año que se diagnostican en este periodo de edad varía mucho según los países y está aumentando en el mundo occidental. En España se estima que existen unos 29.000 (entre chicos y chicas) menores de 15 años que tienen diabetes. Se ha observado también que el pico de máxima incidencia coincide con la pubertad.
El tratamiento
El tratamiento de la diabetes Tipo 1 en niños y jóvenes se acompaña de implicaciones tanto emocionales, como sociales y, por supuesto, médicas. Para la obtención de unos resultados adecuados el reto está en la labor educativa que realicen, en estrecha colaboración, padres y familiares, equipo de profesionales sanitarios y maestros.
La insulina
En la adolescencia, están ampliamente probados los beneficios de un tratamiento intensivo con múltiples dosis de insulina inyectada que sustituye la falta de esta hormona y pretende "imitar" la secreción interna. Aunque en edades puberales y pre-puberales no está tan claro, se recomienda la "multidosis" y varios controles de glucemia al día, porque si un niño diabético no es controlado de manera intensiva durante la infancia, es muy difícil que comience a hacerlo en la adolescencia. En niños más pequeños, es muy importante evitar las hipoglucemias.
La escuela
La escuela, o el instituto, ha de ser para el chico diabético igual que para cualquier otro de su edad. Puede quedarse a comer si la dieta es equilibrada y debe practicar las mismas actividades y ejercicios deportivos, siempre que profesores y responsables estén al corriente de su condición de diabético y sepan cómo evitar situaciones indeseables. Es fundamental que padres, equipo sanitario y profesores tengan frecuentes intercambios de información. Es importante que el niño o joven con diabetes no se sienta "especial", ni se mantenga al margen, ni utilice la diabetes como excusa para huir de dificultades o actividades que no le gustan. Debe tener todas la facilidades para practicar sus análisis, comer, beber o frecuentar el baño.
La actitud
Hacerse adulto es también hacerse responsable. En el terreno de la responsabilidad los chicos y chicas diabéticos les llevan ventaja a sus compañeros de su misma edad. Ellos han tenido que aprender a tomar decisiones cada día sobre sus análisis, la comida, la inyección de insulina, la dosis... Conocer a otros chicos y chicas con diabetes (campamentos de verano) pude ser un apoyo muy recomendable.
La investigación
La investigación que hoy está en marcha sobre las causas desencadenantes de la diabetes, la mejora y simplificación del tratamiento, ha de servir sin duda para beneficio de los niños y jóvenes que en pocos años serán adultos.
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