Adaptación escolar
Si la escuela forma parte de la vida de cualquier niño y se ha mostrado indispensable para la armonía de su desarrollo, en el caso de una enfermedad crónica como la diabetes, su importancia es aún mayor. El papel de la escuela para la integración del niño o adolescente con diabetes es decisivo, potenciando situaciones de convivencia no discriminatorias, fomentando hábitos de autonomía, y posibilitando la adquisición de contenidos conceptuales, procedimentales y aptitudinales que ayudarán al desarrollo del chico en todas sus potencialidades.
Para que el contexto escolar responda a las necesidades educativas de estos chicos se deben tener en cuenta dos actuaciones fundamentales:
A) Adecuar el proyecto de centro a través de las modificaciones oportunas en el Proyecto de Gestión y el Proyecto Curricular.
Cuantas más decisiones se tomen a nivel general para facilitar la integración de los alumnos con enfermedades crónicas, menos decisiones particulares habrá que tomar y menos desintegrado se sentirá el niño.
Respecto al Proyecto de Gestión, el centro escolar debería adecuar todos aquellos aspectos del proyecto educativo y del reglamento de régimen interno que fuesen necesarios.
Respecto al Proyecto Curricular, deberían revisarse todos los aspectos del proyecto curricular de etapa, de los ciclos y de las áreas que tuviesen que ver con la educación en valores y especialmente con la educación para la salud. Un centro escolar que integre alumnos con enfermedades crónicas debe potenciar especialmente estos objetivos y contenidos.
B) Adaptar al profesorado y a los compañeros a la nueva situación para que puedan brindar un verdadero apoyo al niño con diabetes y normalizar la escolarización.
Para ello deben disponer de información suficiente y adecuada que les permita afrontar cualquier eventualidad con objetividad.
La formación en los aspectos básicos y fundamentales de la diabetes permitirá al profesorado planificar con más libertad las actividades escolares y prever las posibles complicaciones para el niño con diabetes. También podrá, junto a su competencia transmitiendo conocimientos, manejar aspectos emocionales (sobreprotección, autoconcepto, habilidades sociales, etc.) que potenciarán el crecimiento global del niño, evitando su infantilización.
El miedo a lo nuevo, a lo desconocido, es lo que dificulta frecuentemente el acercamiento de los compañeros al niño con diabetes. El mejor modo de combatirlo es con el conocimiento y la aproximación a esa realidad hasta ese momento desconocida. Un buen procedimiento, en casos de debut diabético, es planificar una adecuada presentación en clase para ayudar a los compañeros a aceptar y ayudar al niño. Se puede ofrecer un sencillo programa donde se introduzcan los conocimientos justos que ayuden a la comprensión de la nueva situación. Es el mejor momento para empezar un contacto con el equipo de profesionales sanitarios que está al cuidado del chico.
Para el niño con diabetes es muy importante cómo manejan sus maestros o profesores la situación en clase, lo receptivos que son a su nueva situación, y cómo se adapta el centro escolar a sus necesidades.