¿Qué es la obesidad?
La obesidad es una enfermedad multifactorial compleja y resistente a los tratamientos en la que el exceso de grasa corporal, acumulada progresivamente, conlleva efectos muy perjudiciales para la salud.
El fenómeno de la obesidad se encuentra en estos momentos en el ojo del huracán. Es conocido que en los últimos 50 años ha habido un aumento global significativo en la prevalencia de la obesidad, lo que no es tan conocido es que esta prevalencia se ha disparado en los últimos 20 años. Además, este incremento continúa acelerándose, dando como resultado una epidemia sin precedentes que desafortunadamente no muestra signos de moderarse en el corto plazo.
¿Cuáles son las comorbilidades más frecuentes en la obesidad?"
Como consecuencia, también siguen aumentando con la misma rapidez los problemas y trastornos comórbidos que lleva asociados la obesidad. Es de sobra conocido en el ámbito médico que el exceso de grasa corporal aumenta la probabilidad de padecer muy diversas enfermedades que están relacionadas con una mayor mortalidad, entre las más comunes señalamos la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), enfermedades cardiovasculares (ECV), síndrome metabólico (MetS), enfermedad renal crónica (ERC), hiperlipidemia, hipertensión, enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD), ciertos tipos de cáncer, apnea obstructiva del sueño, osteoartritis, o la depresión.
Se considera que existe obesidad cuando una persona tiene un índice de masa corporal [IMC dividiendo el peso de una persona por el cuadrado de su altura (kg/m2)] mayor o igual a 30; el sobrepeso se define como un IMC de 25,0-29,9. Un dato a destacar es que el sobrepeso o la obesidad están relacionados con más muertes que cuando existe el problema contrario, es decir, un peso corporal insuficiente, y es un fenómeno mundial mucho más frecuente que la desnutrición grave.
¿Cuales son las principales causas de obesidad?
La principal causa de la obesidad es el desequilibrio energético a largo plazo entre las calorías consumidas y las calorías gastadas. Pero hay diversos mecanismos posibles que conducen a la obesidad.
De hecho, aunque la opinión generalizada suele ser que la causa principal de esta enfermedad es que el exceso de energía almacenada en el organismo es significativamente mayor que la energía utilizada por el cuerpo, las últimas investigaciones muestran que el origen de los alimentos y la calidad de los nutrientes son más importantes y tienen mayor impacto sobre el peso y la salud que la cantidad que se ingiere. En este sentido, los análisis sociodemográficos de los países desarrollados sugieren, no solo que sus poblaciones son bastante menos activas físicamente de lo que sería recomendable, sino también que en las últimas décadas se han producido cambios dietéticos especialmente perjudiciales, siendo lo más relevante el consumo excesivo de alimentos hiperprocesados y azúcares refinados. De igual manera, los factores relacionados con una dieta de mala calidad (azúcares y alimentos procesados) tienen una relevancia indiscutible en el incremento de la obesidad que también está afectando a muchos países en desarrollo.
El campo de la obesidad está evolucionando rápidamente, surgiendo con gran celeridad nuevos datos científicos que afortunadamente van identificando de forma precisa elementos y mecanismos (biológicos, psicológicos y sociales) relacionados con el origen de la obesidad. No obstante, aunque el escenario de la investigación es optimista, lo cierto es que todavía actualmente la obesidad es una enfermedad difícil de revertir, por este motivo las estrategias de prevención, especialmente en población infantil, deben ser un objetivo prioritario para las políticas en salud. En el ámbito de la intervención sobre la obesidad todavía hay mucho por hacer; cualquier médico o investigador que se dedica a este campo sabe que la actual situación de la prevención y el tratamiento de la obesidad refleja la complejidad del problema y las dificultades para erradicarlo, sin embargo, también es sabido que la implantación de algunos cambios en la vida cotidiana, unidos a ciertos tratamientos médicos y/o farmacológicos tienen un impacto muy positivo tanto en la prevención como en la recuperación de este importante problema de salud.