Descubren genes que hacen que las células pasen de producir insulina a elevar el azúcar en sangre
Se trata de un avance clave para comprender mejor cómo se desencadena la diabetes.
En términos básicos, la diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (o azúcar) en sangre son demasiado altos. El problema es la producción de insulina. En la diabetes de tipo 1, el cuerpo no la produce, en la de tipo 2 no la usa de forma efectiva. En España, el 13% de la población adulta tiene diabetes. Y las cifras aumentan debido al sedentarismo y la obesidad.
Ahora, un equipo de científicos ha descubierto un gen llamado SMOC1 que desempeña un papel sorprendente en el desarrollo de la diabetes tipo 2 (DT2) al convertir las células pancreáticas que normalmente producen insulina en células que aumentan la glucemia. Los hallazgos, publicados en Nature Communications, identifican una nueva e importante diana terapéutica para la DT2 y explican por qué las células productoras de insulina en el páncreas suelen disminuir en número con la enfermedad.
A la fecha se sabía que los responsables de producir y liberar hormonas al torrente sanguíneo eran los islotes pancreáticos, un grupo de células especializadas. Las células beta, por su parte, producen insulina, que reduce la glucemia, y las células alfa, glucagón, que la aumenta. Preservar este equilibrio hormonal es fundamental para regular los niveles normales de glucemia. En pocas palabras: un vínculo directo con la diabetes.
El problema es que, en la DT2, algunas células beta funcionan mal, olvidan su función asignada y pierden sus características únicas. Empiezan a comportarse más como las células alfa, produciendo glucagón en lugar de insulina, lo que provoca un sube y baja de los niveles de glucemia.
Para desentrañar por qué las células beta sufren una “crisis de identidad” en la diabetes tipo 2, los autores del estudio, utilizaron técnicas avanzadas de secuenciación de ARN para analizar células de islotes individuales de 26 personas: la mitad con diabetes tipo 2 y la otra mitad sin ella. Los investigadores clasificaron las células en subgrupos precisos y mapearon cómo un tipo celular se transformaba en otro con el tiempo. El equipo descubrió cinco tipos distintos de células de islotes, cada uno con su propia trayectoria y firma genética.
