María Rasal: “La diabetes afecta más de lo que pensamos a la salud mental"
María Rasal lleva casi 20 años conviviendo con la diabetes, una enfermedad crónica que, lejos de frenar su camino, se ha convertido en su compañera de vida. El glucómetro y el bolígrafo de insulina son sus aliados para mantener esta patología a raya, pero más allá del control médico, ha encontrado en la Asociación para la Diabetes de Zaragoza un pilar fundamental, primero como paciente en busca de apoyo y, después, como profesional dedicada a formar y acompañar a quienes reciben este diagnóstico.
Ese mismo compromiso lo trasladará este fin de semana en el Diabetes Experience Day, donde compartirá su experiencia en la charla "Las emociones nos conectan" . En este espacio, hablará sobre la importancia del bienestar emocional en el manejo de la enfermedad y cómo las emociones influyen en el control de la diabetes más de lo que imaginamos.
PREGUNTA.- ¿Cómo fue el momento en el que te diagnosticaron diabetes tipo 2?
RESPUESTA.- En mi caso fue lo que llamamos una detección precoz. Yo acudía al endocrino por problemas de obesidad y, en una de las analíticas rutinarias, detectó que mi glucosa estaba alta. Gracias a esto, el diagnóstico llegó rápido y pude comenzar el tratamiento enseguida. Lo habitual es que las personas noten síntomas como beber mucha agua, orinar con frecuencia, perder peso sin motivo o sentirse mal en general, y entonces acudan al médico. Pero yo no tenía síntomas. Fue el endocrino quien, al revisar mis análisis, decidió repetirlos varias veces hasta confirmar el diagnóstico. Tenía 28 años cuando me dijeron que tenía diabetes tipo 2.
P.- ¿Cómo fue el proceso de adaptación a la enfermedad en tu día a día?
R.- Al principio fue un shock, como lo es para cualquiera que recibe un diagnóstico de una enfermedad crónica. En mi caso, el proceso fue lento y pausado. Hace 18 años no teníamos la tecnología ni los recursos que existen ahora. No había educadoras en diabetes como hoy en día, por lo que tuve que buscar información y lo primero que hice fue acudir a la Asociación para la Diabetes de Zaragoza. Pensé que tenía que haber más gente en mi misma situación y que allí encontraría respuestas. Asistí a todos los cursos que organizaban, hablé con el asesor médico de la asociación y, por supuesto, continué con mis visitas al endocrino.
P.- ¿Cómo organizas tu rutina diaria para controlar la diabetes sin que limite tu vida?
R.- Es un proceso de aprendizaje. Al principio, parece que todo va a costar más, que nunca volverás a hacer lo que hacías antes. Pero la clave está en aprender y buscar la forma de seguir con tu vida, adaptándote a la diabetes y no al revés. Hoy en día contamos con tecnología que nos ayuda muchísimo. Los sistemas de medición continua nos dan información en tiempo real, lo que facilita el control. Aun así, siempre debemos hacer controles antes de las comidas, al hacer ejercicio o en situaciones especiales. Con el tiempo, integrar estas acciones en la rutina se vuelve automático. Parece exagerado, pero llega un momento en el que te levantas, te mides la glucosa y ya ni recuerdas la cifra que acabas de ver. O dudas de si te has puesto la insulina o no. Es como cepillarse los dientes: un hábito que se vuelve parte del día a día.
