Dra. Ana Pérez: «Necesitamos un abordaje personalizado para frenar el tsunami de enfermedades por obesidad»
La obesidad ha dejado de ser una mera cuestión de peso para convertirse en una de las mayores amenazas sanitarias del siglo XXI. Más allá de su impacto visual, es el detonante silencioso de un amplio abanico de enfermedades crónicas graves, como la diabetes tipo 2, la enfermedad renal crónica o la insuficiencia cardíaca, todas ellas interconectadas en lo que ya se conoce como el espectro de enfermedades cardio-renal-metabólicas (CaReMe). En esta entrevista, la doctora Ana Pérez, directora Médica y de Asuntos Regulatorios de AstraZeneca España, analiza con profundidad en OKSALUD, la relación directa entre la obesidad y estas patologías, el papel clave de la inflamación crónica, la urgencia de una medicina personalizada, y la necesidad de una respuesta estructurada desde el sistema sanitario y la colaboración público-privada.
Pregunta.- ¿Cuál es la relación directa entre la obesidad y el desarrollo de
enfermedades cardiovasculares, renales y metabólicas?
Respuesta.- Los datos hablan por sí mismos: aproximadamente el 60% de las personas con obesidad presentan alguna comorbilidad, como diabetes tipo 2 (29%), enfermedad renal crónica (28%) e insuficiencia cardíaca (11%). Esto es así porque la obesidad es una condición crónica en la que la adiposidad excesiva por sí sola supone un importante factor de riesgo para el desarrollo de estas patologías, conocidas como enfermedades CaReMe (cardio-renal metabólicas), que además son factores de riesgo entre sí, es decir, la diabetes tipo 2 provoca hipertensión y daño renal, que puede desembocar en enfermedad renal crónica (ERC) y contribuir al desarrollo de insuficiencia cardíaca.
