Diabetes: una enfermedad también cerebral
Hasta ahora, la diabetes tipo 2 se asociaba sobre todo al corazón, los riñones o la circulación. Era «la enfermedad del azúcar», un problema metabólico que había que vigilar para evitar infartos, insuficiencia renal o pérdida de visión. Pero un estudio reciente de la Universitat de les Illes Balears ha puesto el foco en un órgano menos esperado: el cerebro. La tesis doctoral de Antelm Pujol Calafat demuestra que esta dolencia también puede acelerar el deterioro cognitivo y aumentar el riesgo de demencia, un descubrimiento que obliga a replantear la forma de entender y tratar la enfermedad.
El hallazgo central es tan contundente como preocupante. Más de la mitad de los pacientes mayores de 60 años con diabetes tipo 2 presentan algún grado de deterioro cognitivo. Este dato cobra aún mayor relevancia si se considera que entre un 40 y un 50% de las personas diagnosticadas con deterioro cognitivo leve acaban desarrollando demencia en los años siguientes. En la práctica, esto significa que la diabetes no solo amenaza al corazón o a los riñones: también roba la memoria y la autonomía personal. Tal y como resume el propio investigador, «controlamos el azúcar en sangre, pero casi nunca la memoria. Y ese vacío tiene consecuencias».
Envejecimiento acelerado
El trabajo plantea la siguiente hipótesis: la diabetes tipo 2 actúa como un modelo de envejecimiento acelerado. La hiperglucemia crónica genera un ambiente biológico marcado por la inflamación y el estrés oxidativo, condiciones que dañan progresivamente los órganos. El cerebro no escapa a este proceso. Las neuronas expuestas a este entorno patológico muestran mayor vulnerabilidad y se deterioran más rápido que en individuos sanos.
La investigación explora mecanismos que hasta ahora habían recibido poca atención. Entre ellos se encuentra la alteración del metabolismo del hierro y un proceso denominado ferroptosis, un tipo de muerte celular asociada a la acumulación de hierro en los tejidos. Estas alteraciones metabólicas podrían explicar la conexión entre la diabetes y la neurodegeneración. Bajo esta perspectiva, el paciente diabético envejece antes y peor, y su cerebro se convierte en un órgano especialmente frágil.
El valor del FIB-4
Si el deterioro cognitivo es tan frecuente entre los diabéticos, la cuestión clave es cómo identificar a los pacientes en riesgo antes de que sea demasiado tarde. La respuesta, según los hallazgos de la tesis, puede encontrarse en una herramienta tan sencilla como un análisis de sangre rutinario.
El índice FIB-4, creado originalmente para estimar el riesgo de fibrosis hepática, ha mostrado ser un marcador eficaz del riesgo de deterioro cognitivo en diabéticos. Los resultados indican que valores superiores a 1,67 se asocian con un incremento notable del riesgo de problemas de memoria y de atención. La gran ventaja de este índice es que se calcula a partir de datos clínicos básicos, como transaminasas, recuento de plaquetas y edad del paciente, lo que lo convierte en una herramienta accesible para la atención primaria.
En la práctica, el FIB-4 permitiría que los médicos de familia seleccionaran a los pacientes de mayor riesgo y les aplicaran pruebas cognitivas específicas. Esta estrategia evita el cribado universal, que sería inviable por costes y recursos, y concentra los esfuerzos allí donde más se necesitan. La investigación también apunta que la presencia de enfermedad renal crónica y determinados patrones dietéticos, en particular una dieta con exceso de carbohidratos y déficit de proteínas, aumentan la probabilidad de deterioro cognitivo.
