Obesidad: las emociones que no se ven en la báscula
Reconocer que cuerpo y mente forman un solo sistema es esencial: cuando uno se desequilibra, el otro también padece
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad ha alcanzado dimensiones epidémicas a nivel global, afectando a más de 650 millones de adultos y 340 millones de niños y adolescentes. Solo en España, el 60% de los adultos tiene sobrepeso y el 23% padece obesidad, según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO). Pero estas cifras no cuentan toda la historia. Detrás de cada número hay una persona que, muchas veces, libra una batalla silenciosa que no se ve en los análisis clínicos ni se mide en kilos: la gestión emocional.
La conexión entre cuerpo y mente no es un concepto abstracto, sino una realidad científica. Cuando una persona atraviesa estrés, ansiedad o depresión, las hormonas y neurotransmisores que regulan las emociones también afectan los procesos metabólicos y la forma en que el cuerpo almacena o utiliza la energía. Esto puede alterar los hábitos alimentarios, convirtiendo la comida en una vía de escape o consuelo emocional.
Perder peso no es un camino fácil, puede implicar una lucha diaria contra nuestra propia mente, lo que refleja cómo la relación entre la obesidad y la salud mental evidencia la profunda conexión entre el bienestar físico y emocional.
