La mayor revisión científica sobre los riesgos de comer ultraprocesados: desde diabetes e hipertensión hasta disfunción hepática y mortalidad
Una serie de tres artículos publicados en The Lancet y realizados con participación española destaca la asociación de este grupo de alimentos «con muchas enfermedades no transmisibles»
os alimentos ultraprocesados han estado cada vez más en la mira de los médicos y las autoridades sanitarias. La evidencia en contra del consumo de este tipo de productos se acumula mientras que, del otro lado de la balanza, poco se puede decir acerca de sus beneficios. Sin embargo, en todo el mundo, los ultraprocesados constituyen una proporción creciente de la dieta de las personas y España no es la excepción.
Entre el año 1990 y el 2010, el consumo de estos productos se ha triplicado en nuestro país, un panorama al que ha contribuido el aumento de precios de los alimentos frescos, que han quintuplicado su coste para el comprador. Ahora, una revisión publicada en la prestigiosa revista The Lancet y elaborada con participación española vuelve a poner el foco sobre la calidad de lo que comemos, alertando, además, de que este consumo se ha asociado a un aumento del riesgo de sufrir diversas enfermedades crónicas.
Que hay detrás del asedio de los procesados
La expansión de los alimentos ultraprocesados —productos industriales formulados a partir de ingredientes refinados y aditivos— ha alcanzado una escala global sin precedentes. Una serie de tres artículos publicados en The Lancet, que revisan la evidencia científica acumulada durante la última década, ha hallado que estos productos están desplazando de manera masiva a los alimentos frescos y contribuyendo al deterioro de la salud de la población mundial. La conclusión de los trabajos, elaborados por decenas de expertos internacionales, entre ellos, científicos españoles, es que solo una respuesta regulatoria global coordinada podrá frenar lo que ya definen como una amenaza sistémica.
Los resultados de la revisión son contundentes. Según los expertos, el consumo creciente de ultraprocesados se asocia a un riesgo mayor de múltiples enfermedades crónicas, ya que deriva en una peor de la calidad nutricional de la dieta. Esther López-García, profesora de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid y presidenta del Observatorio de la Nutrición y de Estudio de la Obesidad (NAOS), resume así la relevancia del trabajo, en declaraciones al medio Science Media Centre (SMC): «Son tres artículos excelentes, que ponen de manifiesto el papel que han tenido los alimentos ultraprocesados empeorando la dieta de la población a nivel mundial por el desplazamiento de los alimentos frescos».
La experta subraya además que estos productos no solo son pobres nutricionalmente, sino que «consiguen que las dietas sean de peor calidad nutricional, con alto contenido en azúcares, grasas no saludables y bajo contenido en fibra y proteínas, y también que la población se exponga a químicos y aditivos perjudiciales».
Los artículos no se limitan a analizar la evidencia epidemiológica, sino que revisan, además, las políticas de salud pública y los determinantes comerciales que han permitido la expansión de estos productos. López-García destaca en este sentido que «la industria alimentaria es la principal responsable del consumo masivo de ultraprocesados y que su producción debe ser regulada», una postura que coincide con el editorial que acompaña la serie, en el que 43 expertos internacionales denuncian que la situación actual está «impulsada por el afán de lucro empresarial, no por la nutrición ni la sostenibilidad».
