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General   Fundación para la Diabetes

La prevención contra la obesidad comienza por el diseño de las ciudades

Los entornos urbanos influyen directamente en la salud cardiovascular y metabólica. La presencia de zonas verdes, lagos, fuentes y espacios de ocio anima a la ciudadanía a moverse e interactuar. Sin embargo, su acceso no es igual para todos, lo que contribuye a que la obesidad sea más frecuente en grupos con menor nivel socioeconómico.

La presencia de núcleos urbanos que puedan visitarse andando, con pequeños parques, lagos, comercios, zonas de ocio y cultura no solo enriquecen a una ciudad en su apariencia estética, sino que sus ciudadanos también se benefician de ella al obtener un mejor perfil cardiovascular y metabólico. 

Un estudio, publicado en la revista científica Obesity Reviews, vincula que los entornos construidos que promueven el deporte y el contacto con la naturaleza reducen el riesgo de padecer obesidad. 

De hecho, sus investigaciones concluyeron que la actividad física moderada –medida con acelerómetros– influye entre un 8 y un 12 % en la relación entre la transitabilidad de un barrio y la aparición de esta enfermedad crónica. En cuestionarios cualitativos caminar por ocio explicaba un 20 % el  vínculo con el índice de Masa Corporal (IMC) y alrededor de un 40 % el de la circunferencia de la cintura. 

egún comenta a SINC la directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, María Neira, “la prevención contra la obesidad comienza fuera de los hospitales”. Es decir, “en las áreas donde residimos, en las escuelas y también dónde compramos nuestros alimentos”, argumenta. 

Para la experta, es necesario planificar ciudades que apuesten por la movilidad y la interacción social, que respeten la cultura, incluyan centros de reunión ciudadana y fomenten el contacto con la naturaleza. Algunas ciudades, como Estocolmo o Copenhague, ya son modelos ejemplares de este tipo de rediseño.

“La salud está por encima de todo debate político”, afirma Neira. “Cualquier alcalde puede identificar nuevas vías para prevenir la obesidad desde sus políticas públicas y lograr un éxito importante”. Para ello, añade, los ciudadanos deben ser más exigentes e incorporar a la comunidad científica en estas medidas.


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