Haciendo Camino: Un Viaje Transformador en el Camino de Santiago

Cada año, el Camino de Santiago no solo se convierte en un destino, sino en un viaje de autodescubrimiento y aprendizaje. Este septiembre, un grupo de 100 participantes emprendió un camino excepcional partiendo desde la hermosa ciudad de Vigo. Con meses de preparación y entrenamiento a nuestras espaldas, nos embarcamos en esta aventura que no solo ha sido física, sino también emocional y educativa. Bajo un ambiente de apoyo, cada paso que dimos fue una oportunidad para unir fuerzas, compartir experiencias y gestionar la diabetes de manera efectiva.
Una Convivencia Llena de Aprendizajes

A lo largo de siete días, estuvimos organizados en tres equipos —Libres, Teixugos y Sapoconchos— cada uno dirigido por dos monitores guía y acompañado por un equipo médico excepcional. Esta dinámica permitió que los participantes se sintieran seguros y motivados mientras aprendían a lidiar con los retos que presenta la diabetes en cada etapa. Durante el trayecto, cada uno de nosotros compartió su historia, permitiendo que otros pudieran aprender de las vivencias de sus compañeros.
En los primeros cuatro días, disfrutamos de un clima excepcional que nos brindó la calidez del sol. Sin embargo, fiel a la tradición del Camino, el tiempo cambió de forma sorpresiva y, en la víspera de nuestra llegada a Santiago, nos sorprendió una lluvia reconfortante que nos unió aún más como grupo, recordándonos que cada experiencia, buena o desafiante, forma parte del camino.
Formaciones y Conocimientos Invaluables

Cada tarde se convirtió en una oportunidad de aprendizaje. Nuestros formadores, que incluían un equipo especializado de Abbott, nos instruyeron sobre el futuro y las innovaciones tecnológicas para el manejo de la diabetes. Estas discusiones fueron enriquecedoras y motivadoras, ayudándonos a comprender cómo las herramientas modernas pueden facilitar un estilo de vida más saludable.
El equipo médico se encargó de charlas sobre diversos temas, tales como el uso adecuado de insulina, las bombas de insulina y la importancia de una alimentación saludable. También profundizamos en cómo integrar el deporte en nuestras rutinas y en las mejores prácticas para el cuidado de los pies. Este enfoque multidisciplinario garantizó que cada uno de los participantes adquiriera conocimientos prácticos que podrían aplicar en su vida cotidiana.
Además, cada tarde disfrutamos de excursiones para conocer más sobre la zona. Visitamos lugares emblemáticos como La Toja, San Vicente do Mar y Combarro, y culminamos nuestra aventura con un mágico paseo en barco por la ría de Arousa. Esta excursión no solo nos ofreció paisajes impresionantes, sino que también fue el escenario de una celebración de boda en alta mar, un momento de alegría que quedará grabado en nuestra memoria.
Un Tiempo de Diversión y Conexión
Las noches fueron igualmente memorables. Con nuestras monitoras y sus actividades de animación que incluyeron noches de bingo, bailes y juegos. Cada actividad fue una oportunidad de crear lazos entre nosotros, de reír, disfrutar y, sobre todo, olvidar por un momento las preocupaciones diarias que a menudo enfrentamos
La última noche del viaje siempre es especial y llena de nerviosismo. Este año, decidimos hacer algo memorable al celebrar una especie de “graduación”. Se entregaron diplomas a cada uno de los participantes, un reconocimiento al esfuerzo y la dedicación que cada uno mostró durante el camino. También agradecimos al equipo médico y a nuestros monitores, así como a los organizadores del proyecto, quienes hicieron posible esta experiencia.
Llegada Triunfal a Santiago
El gran momento llegó el domingo, cuando todos nosotros, con la emoción palpable en el aire, hicimos nuestra entrada en la Plaza del Obradoiro, acompañados por el sonido de las gaitas que resonaban. La felicidad nos inundaba al saber que habíamos superado un camino lleno de retos y hemos logrado recorrer el último tramo del Camino de Santiago Portugués por la costa. Nuestras camisetas azules simbolizaban no solo nuestra unión, sino también la visibilidad que queremos dar a la diabetes.
Después de la misa del peregrino, nos trasladamos a un restaurante donde nos esperaba una deliciosa comida de celebración. Con vistas a la catedral, el ambiente se llenó de risas y aplausos mientras recibíamos nuestras compostelanas, un símbolo del esfuerzo y la dedicación que caracterizó nuestro viaje.
Cada despedida trae consigo un toque de nostalgia, pero para este grupo de aventureros, el compromiso sigue intacto. Con un elevado deseo de volver el año que viene, las miradas se posan en un futuro próximo que pronto tendrá fecha.

A pesar de que el viaje siempre será diferente, lo que nunca cambia es nuestra certeza de que, juntos, ¡siempre es mejor!
Haciendo Camino 2025
